Un hombre camina por la calle de un pequeño pueblo, cuando de pronto se da cuenta que encima de él hay un globo aerostático flotando.
De ese globo cuelga una canasta y en esa canasta hay un señor, que le hace señas como desesperado.
Con curiosidad, se aproxima lo más que puede y escucha con atención. Al fin, el piloto del globo logra que el aparato descienda un poco y le grita:
"Disculpe ¿podría ayudarme? Prometí a una persona que me encontraría con él a las dos de la tarde, pero ya son las dos y treinta, y no sé dónde estoy".
El transeúnte, con mucha cortesía le respondió:
"Claro que puedo ayudarle!... Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos veinte metros encima de la calle 10. Está a cuarenta grados de latitud norte y a cincuenta y ocho grados de longitud oeste.
De ese globo cuelga una canasta y en esa canasta hay un señor, que le hace señas como desesperado.
Con curiosidad, se aproxima lo más que puede y escucha con atención. Al fin, el piloto del globo logra que el aparato descienda un poco y le grita:
"Disculpe ¿podría ayudarme? Prometí a una persona que me encontraría con él a las dos de la tarde, pero ya son las dos y treinta, y no sé dónde estoy".
El transeúnte, con mucha cortesía le respondió:
"Claro que puedo ayudarle!... Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos veinte metros encima de la calle 10. Está a cuarenta grados de latitud norte y a cincuenta y ocho grados de longitud oeste.
El aeronauta escucha con atención, y después le pregunta con una sonrisa:
"¿Amigo, es usted un ingeniero o un científico?"
"Si señor, soy ingeniero, pero ¿cómo lo supo?"
"Porque todo lo que usted me ha dicho puede ser técnicamente correcto, pero esa información no me sirve de nada, y sigo perdido".
El ingeniero se queda callado a su vez, y al final le pregunta al del globo:
"¿Usted, no será por casualidad, un dirigente político?"
"En efecto. ¿Cómo lo ha averiguado?"
"Ah! Muy fácil: Mire, usted no sabe ni donde está, ni para donde va, hizo una promesa que no tiene ni idea como cumplir y espera que otros le resuelvan los problemas. Está exactamente tan perdido como antes de preguntarme; pero ahora resulta que la culpa es mía".
"¿Amigo, es usted un ingeniero o un científico?"
"Si señor, soy ingeniero, pero ¿cómo lo supo?"
"Porque todo lo que usted me ha dicho puede ser técnicamente correcto, pero esa información no me sirve de nada, y sigo perdido".
El ingeniero se queda callado a su vez, y al final le pregunta al del globo:
"¿Usted, no será por casualidad, un dirigente político?"
"En efecto. ¿Cómo lo ha averiguado?"
"Ah! Muy fácil: Mire, usted no sabe ni donde está, ni para donde va, hizo una promesa que no tiene ni idea como cumplir y espera que otros le resuelvan los problemas. Está exactamente tan perdido como antes de preguntarme; pero ahora resulta que la culpa es mía".