Un judío, olfateando un buen negocio, le dice a un cubano que esos sostenes son muy raros y que le quedan pocos, que entonces se los vende a 25 dólares cada uno.
El cubano compra 6 y luego regresa unos días más tarde y pide 2 docenas.
El judío dice que se han vuelto todavía más raros y que se los vende a a 50 dólares cada uno. Un mes más tarde, el cubano regresa y compra todos los que le quedan al judío.
El judío con curiosidad le pregunta:
¿Qué haces con todos esos sostenes negros?
Chico, los corto en 2 y hago sombreritos que le vendo a los judíos a 150 dólares cada uno.